Mapeo de partes interesadas, o quién es quién en la era de la conexión social y digital

1 de octubre de 2021 | Analítica, Blog

No es nuevo que todo el mundo quiera saber quién es quién. Más precisamente, desde 1920 este interés dio origen al famoso Quien es quien, de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, nacido por primera vez del Oxford Dictionary of National Biography. En su 173ª edición, incluye alrededor de 35.000 biografías de personas consideradas reconocidas y respetadas en todos los ámbitos, en todo el mundo, desde Nelson Mandela hasta Tom Cruise.

Comprobar quiénes son los personajes famosos del momento o personajes históricos con grandes logros no es difícil. Guías como Oxford y Google (nuestro moderno oráculo omnipresente) están ahí para ayudar. Saber quiénes son las personas y organizaciones que realmente influyen en el rumbo de tu empresa o entidad, para bien o para mal, los llamados stakeholders, no es tan sencillo. No se trata sólo de su cliente, su empleado, esa autoridad o asociación comunitaria. Están todos juntos en un colectivo dinámico, rico, vivo y cambiante de intereses comunes.

Los profundos cambios sociales, económicos y tecnológicos de las últimas décadas han propiciado reflexiones y transformaciones que han desviado el foco del “yo” y lo han puesto en el “nosotros”, en el bien común. O del egosistema al ecosistema, como lo define el profesor del MIT Otto Scharmer. En 2015, la ONU formalizó esta intensa aspiración a un futuro verdaderamente mejor al establecer la Agenda 2030, con sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), respaldados por 193 naciones.

Mucho antes, en el año 2000, el Pacto Mundial ya llamaba a las empresas a adoptar políticas sociales y de responsabilidad corporativa. Hoy, más de 12.000 corporaciones de 160 países forman parte de esta red con el propósito y desafío de alinear sus estrategias y operaciones comerciales con los principios universales de los derechos humanos, el trabajo digno, la preservación del medio ambiente y el combate a la corrupción, actuando de hecho para contribuir a los 17 ODS. Durante la pandemia de COVID-19, más que nunca, el interés colectivo y el bienestar común fueron puestos a prueba y redefinidos como una prioridad urgente y global.

Entre muchos expertos y líderes de opinión existe consenso en que estamos entrando en la era de los llamados capitalismo de partes interesadas, definido como capitalismo donde las empresas no sólo deben centrarse en generar beneficios a corto plazo para sus accionistas, sino también esforzarse en añadir valores –a menudo intangibles, como la confianza y la reputación– al negocio que garanticen su supervivencia sostenible en el largo plazo. , considerando los intereses de todos los actores y de la sociedad en su conjunto. Es la transición de la Responsabilidad Social Corporativa a la ESG, donde se utilizan criterios vinculados a la gobernanza, el desempeño social y la preservación ambiental para medir el desempeño de una empresa y establecer su valor monetario.

En su libro sobre este tema, el fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, destaca que el concepto de stakeholders data de hace más de 50 años, pero lo que ha cambiado hoy y lo que hace que gestionar esta relación sea más desafiante es que los intereses ahora son globales. Las economías, las sociedades y el medio ambiente están más interconectados que nunca. Internet y las redes sociales permiten que todos tengan acceso a la información, a las diferentes realidades y desigualdades, elevando la conciencia global a otro nivel.

En este contexto, identificar quiénes son los stakeholders fundamentales para su empresa o entidad en los más diversos ámbitos –público interno, organismos reguladores, ONG, asociaciones profesionales, gobiernos, activistas, comunidades, actores económicos e influencers sociales digitales, entre muchos otros– es el primer paso para definir una estrategia de relación exitosa y sostenible.

Pero la tecnología avanzada ahora nos permite ir más allá y visualizar estratégicamente lo que llamamos un colectivo vivo de intereses. Combinando herramientas de última generación, Inteligencia Artificial y capacidades analíticas, es posible construir verdaderos mapas de conexión. Saber no sólo quién es, sino con quién y cómo interactúa este actor en el ecosistema, cuáles son sus agendas, cómo cambian con el tiempo, qué tendencias pueden surgir o expandirse. En resumen: podemos monitorear sistemáticamente –y en tiempo real– e interferir positivamente en el esfuerzo conjunto para construir un mundo mejor. ¿Estamos viviendo tiempos increíbles o no?

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